(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 25 de Febrero de 2008)
Recientes hallazgos en lo referente a la
existencia de antígenos tumorales específicos, unido a la posibilidad de
nuevas formulaciones de vacunas han reabierto una vieja aspiración:
crear vacunas efectivas frente al cáncer. En P. Moingeon.
Cancer vaccines. Vaccine 19
(11-12):1305-1326, 2001; se revisa el estado del conocimiento
sobre este tema.
Hasta un 10-20% de los cánceres tienen
una etiología viral conocida, de forma que las medidas profilácticas
encaminadas a evitar tales infecciones originarán también una
disminución de la incidencia de cáncer. Son ejemplo de ello la
disminución de la incidencia de carcinoma hepatocelular después de la
vacunación frente a hepatitis B o la esperada disminución de la
incidencia de cáncer de cérvix tras la vacunación frente al
papilomavirus humano.
Los antígenos tumorales tienden a ser
débilmente inmunogénicos y una que se ha iniciado la respuesta inmune
rápidamente se induce tolerancia. La naturaleza de los antígenos
tumorales determina la respuesta inmunitaria; así, las inmunoglobulinas
pueden ser efectivas para eliminar células por el reconocimiento de las
glicoproteínas de superficie. Este es el mecanismo utilizado por los
anticuerpos monoclonales frente a CD-20 en el tratamiento de los
linfomas no Hodgkin. El reconocimiento de antígenos intracelulares
requiere del concurso de la inmunidad celular. El principal problema que
plantea el desarrollo de estrategias inmunológicas de tratamiento frente
al cáncer es el estrecho margen existente entre el ataque a las células
tumorales y el desarrollo de autoinmunidad.
Parece una realidad que los pacientes con
cáncer tienen cierto grado de inmunosupresión, derivada en ocasiones de
su enfermedad o de su tratamiento con quimioterapia o radioterapia.
De entre las diferentes estrategias que
se han utilizado para activar el sistema inmunitario frente a antígenos
tumorales se citan:
-
Utilización de células dendríticas autólogas que se han utilizado activadas con proteínas, aminoácidos o RNA del tumor, con efectos clínicos diferentes.
-
Vectores virales, de esta forma se pueden liberar antígenos tumorales y activar el sistema inmune, como inconveniente en los sujetos con inmunidad específica previa frente al virus se puede bloquear el proceso; además si no existía inmunidad previa se dificulta la administración de dosis de recuerdo.
-
Vacunas con plásmidos DNA. Tienen la ventaja de su seguridad, simplicidad y escasa manipulación. Estas vacunas contienen la secuencia de CpG en la cadena del plásmido que estimula la inmunidad innata.
-
Vacunas DNA de fusión. El plásmido admite incorporar en su cadena genes de otras proteínas y amplificar la respuesta inmune. Se han obtenido buenas respuestas en el linfoma de células B, utilizando genes de la región variable de inmunoglobulinas del linfoma folicular unidas a secuencias derivadas de la toxina tetánica.
Diversos
investigadores han observado que en los pacientes con cáncer existía en
número aumentado un tipo celular derivado del sistema mieloide con funciones
supresoras y que denominaron myeloid-derived suppressor cells (MDSC) y que
parecía estar relacionado tanto con el crecimiento de los tumores como con
el fallo de la inmunoterapia. Este tipo células se conocían dese de la
década de los 70, y se encuentra también aumentado en los pacientes con
inflamación crónica, de forma que este tipo celular podría convertirse en el
nexo de unión entre los procesos inflamatorios crónicos y su efecto
carcinogenético.
En J. Marx. Cancer immunology.
Cancer's bulwark against immune attack: MDS cells.
Science 319 (5860):154-156, 2008; se revisa el estado actual
del conocimiento sobre las MDSC. Diversas evidencias parecen relacionar este
tipo de células con los fracasos de sensibilización frente a antígenos
tumorales en los ensayos vacunales y hasta cierto punto serían responsables
de la tolerancia desarrollada frente a tales antígenos. Como opción
terapéutica se ha sugerido la utilización de sustancias que promueven la
maduración de las formas mieloides inmaduras hacia formas maduras; en la
leucemia mieloide promielocítica, el ácido transretinoico se utiliza con
este fin. Otros investigadores han relacionado el papel regulador de los
linfocitos T a la disponibilidad del aminoácido arginina, de hecho en las
situaciones de sepsis y estados postraumáticos donde se hace patente cierta
inmunosupresión se detectan niveles bajos de arginina en sangre. Otras
evidencias permiten relacionar las células MDSC con los niveles de arginina
circulantes, estas células contienen arginasa y óxido nítrico sintetasa,
enzimas que como se saben metabolizan la arginina. Ensayos realizados en el
ratón demuestran que el tratamiento con inhibidores de la arginasa
disminuyen el crecimiento de tumores de pulmón en el ratón. La utilización
de sildenafil (Viagra®) disminuye la producción de
arginasa y óxido nítrico sintetasa en las células MDSC y en consecuencia
parece mejorar la respuesta de los linfocitos T. Entre las acciones de las
células MDSC se han citado además promover la actividad de los macrófagos
tipo 2, responsables del mantenimiento de la respuesta inflamatoria a través
de la secreción de IL-10; sobre la actividad de los macrófagos tipo 1,
responsables de promover las respuesta de los linfocitos T-Killer.
Una proteína liberada por las células MDSC,
denominada factor de crecimiento endotelial, garantiza el crecimiento y
vascularización del tumor, el factor de crecimiento endotelial se encuentra
aumentado también las situaciones de inflamación crónica; entre sus efectos
se citan el bloqueo de la maduración de las células dendríticas. La
secreción de factor de crecimiento vascular requiere de la presencia del
enzima 9-metaloproteinasa, estudios preliminares indican que la inhibición
de esta enzima mejoraría la respuesta de las vacunas frente al tumor. Estos
hallazgos implican a otras rutas metabólicas, de hecho un mediador
inflamatorio como es la prostaglandina E2 estimula la producción de arginasa,
lo que explicaría el papel que se ha demostrado de quimioprevención de los
inhibidores de la COX2 y antiinflamatorios en diversos tipos de cáncer.
Dr. José Uberos Fernández
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